domingo, 10 de febrero de 2013

TECLAZO EN PUNTA DEL ESTE



Por estos días estoy tomando unas merecidísimas vacaciones en Punta del Este. Vine en busca del mar, los bosques, la brisa y el sol. Me encontré con viento, frío, cemento, polvo, gente, gente y mas gente. Ideal para descansar. ¿Quién no disfruta de una hermosa vista a una obra en construcción mientras lucha con sus vecinos para robar el ultimo rayito de sol que esas dos e...spantosas torres que están construyendo y que esperemos no queden en esqueletos dejan pasar? Es maravilloso!!!
Lleno de ese sol me dirijo a la playa. Sorteo los cientos de autos calientes al rojo, los cuidadores, las pegadoras de calcamonías, los rentadores de sillas, los altoparlantes de los paradores, los tachos de residuos rebosantes (me hacen acordar a Montevideo … snif, snif) y al final, entre dos gordas Brasileras, un musculoso argentino, un culo internacional y dos gritones paraguayos, pongo mi lonita con la bandera de Liverpool, me quito la remera, me siento arrollando las patitas para no enredar mis pies en el peinado de una de las gordas y me dedico a tragar la arena que los guachos du merde que pasan corriendo arrojan sobre mi humanidad. Esto es vida!!!
El sol se va escondiendo y yo aun esperando mi turno para ir al aguita. No llega, lo que sí llega es un frío de desgraciarse encima. Rajan las gordas, el musculoso, el culo internacional y hasta los paraguayos gritones. Quedo yo … el mar … y las gaviotas. Unas desgraciadas gaviotas que juegan al tiro al blanco con mi humanidad y tratan de comerse mi lona de Liverpool!! Rajo como puedo, azotado por la fuerza aérea fernandina y llego a la línea de contención de la playa. Los cuidacoches están aún tratando de descongestionar la zona pero sin dejar escapara a ninguno sin “colaborar con la causa” previamente. El paisaje se asimila a una salida del Estadio tras un partido entre Nacional y Peñarol y con un ejambre de abejas atacando a ambas hinchadas. Gratificante!!!
Llego a mi departamento en condiciones muy similares a las de una milanesa antes de freir y a una temperatura similar a cuando éstas han sido retiradas hace escasos cinco minutos del freezer. Sin embargo estoy quemado hasta las pestañas. Busco tomate en la heladera pues, de acuerdo al viejo consejo de mi abuela, “es muy bueno para las quemaduras del sol y mucho mas barato que esas porquerías que venden en pomitos”. Al fondo, allá, atrás de algo parecido a un resto de pollo, a un lado de un queso de dudosa vigencia y junto a media botella de espumante resto del fin de año, encuentro una bandejita con rodajitas del fruto rojáseo de marras. Me las coloco sobre los hombros y de inmediato llega el resultado esperado ¡Un ardor de la putisima madre!!!! Es que el tomate estaba condimentado y tenia bastante pero bastante vinagre!!! Mis lagrimas aliviaban un poco las quemaduras del pecho, así que una cosa se compensaba con otra. Me fui al Mautone. Después de 3 horas de espera me reciben con un amable “qué hace patrón? Se zambulló en la ensaladera?” Genial!!!
De regreso por la Roosevelt decido pasar por Tienda Inglesa. Cual no fuera mi sorpresa al comprobar que todos los playistas, más sus mamacitas, sus papacitos, sus hijecitos, sus sobrinecitos y todos los citos que se encontraron por el camino, habían concluido a dicho templo del consumo Hendersoniano!!! Alguien gritaba “A comprar que se acaba el mundo!!!”, Algún que otro Argentino berreaba porque no encontraba los mismos productos que en el super Chino de debajo de su departamento. Un paraguayo buscaba yerba con palo para Tereré. Para peor los culos internacionales se paseaban entre las góndolas como si estuviesen a la orilla del mar, lo que provocó que mi carrito colisionara contra dos reponedores, una pila de latas de Ananá, y un freezer, haciendo que un centenear de muñequitos de Papa Noel rebajados (hay que aprovechar las pichinchas y comprar Papa Noeles en Enero!!!) se regaran por el piso al tiempo que algunos de ellos proferían estruendosos “JO JO JO”. Motivador!!!
Amablemente dos empleados de ese recinto del consumo me acompañaron hasta la puerta gentilmente, empujándome para que aterrizara de bruces sobre el aún cálido cemento del estacionamiento. Mientras me trataba de levantar podía oir la solidaridad de los paseantes que comentaban “Borrracho a esta hora!!” o “No mires nena!!!” o “Debe ser Uruguayo!!”. Con lo último que me quedaba de dignidad me hice enhiesto y caminé hasta mi departamento. Me senté a mirar por la ventana la obra en construcción al tiempo que pensaba “La semana que viene ya termina la licencia de la constru y me podré deleitar viendo como trabajan los muchachos” … No hay como una buena vacación ché!!!!

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